El ñandutí, exquisito arte elaborado por las talentosas tejedoras de nuestra comunidad, de es sello distintivo de Itauguá ante el país y el mundo.
Desde sus humildes orígenes, la sutil trama de sus dechados se ha impregnado de la esencia nativa. Posee las cualidades socio-antropológicas del idioma guaraní: es exhuberante en imágenes, descripción minuciosa de ideas, ingenio y belleza de expresión
Etimología
No hay concenso con especto al significado de la palabra ñandutí. En su Enciclopedia Paraguaya, el historiador Luis Verón menciona tres propuestas:
- Algunos investigadores lo definen como "tejido blanco de araña", por el color de las fibras producidas por estos arácnidos.
- Otros, entre ellos Josefina Plá, afirman que el nombre antiguo era ñandutini, que significa "aureola de araña", por su urdidumbre de rayos concéntricos.
- Hay quien lo definen como ñanduty "lugar donde hay montón de arañas".
Origen
La historia del Ñandutí es la historia de una aculturación, entre las técnicas artesanales de aguja e hilo provenientes de Europa y la imaginativa destreza de las mujeres mestizas; pues contrariamente a las bellas leyendas que han tejido en torno a este encaje, es de rigor sostener que el mismo no tiene un origen indígena.
Cada una de las parcialidades que habitaban el actual territorio paraguayo poseía sus particulares técnicas en el arte plumario, cestería, alfarería y tejidos. En el caso de los guaraníes, quienes constituyeron la base del proceso de mestizaje, éstos producían artesanías vinculadas a funciones rituales y utilitarias. Las primeras (las pinturas corporales, el arte plumario y las ligadas a significados mágico-religiosos) fueron erradicadas por el proyecto colonizador por ser consideradas como incompatibles con el mismo; mientras que las segundas, (la cerámica y los tejidos), reformuladas, fueron aprovechadas para las nuevas funciones coloniales.
Una consumada la aculturación colonial de los guaraníes, ya fuera en los "tava" (pueblos) o en las Reducciones Jesuíticas, empezó a estructurarse un nuevo modelo socio-económico, el cual devino en la generación de diversos tipos de manufacturas y oficios que dinamizaron la economía de la provincia. Asimismo surgió una orientación netamentemente "cristiana y popular", que influiría a posteriori en las expresiones tanto estéticas como artesanales. De esta manera, los guaraníes tenían la libertad de seguir con su manufactura tradicional para el uso doméstico; empero, a decir del Dr. Mariano Celso Pedrozo: “mal podría pensarse entonces que este encaje naciera por entonces, en las manos serviles de "ayaconas” (sic) para el uso en los templos y las señoras de élite"1.
En efecto, ninguno de los cronistas de los primeros siglos de la historia colonial menciona para nada el origen o desarrollo de esta artesanía en el Paraguay. Esta ausencia de documentos queda plasmada en los inventarios de las sucesiones en los siglos XVI y XVII nada nos dicen del ñandutí; aunque sí dan patético testimonio de la lastimosa pobreza en que vivían los conquistadores, y que de por sí descarta la posibilidad de delicadezas y filigranas encajeras.
Ya fines del siglo XVI, el conquistador y cronista Ruiz Díaz de Guzmán2 hablaba de la destreza de las mujeres paraguayas (tanto mestizas como indígenas) en labores de aguja, no menciona cuáles fuesen éstas. Algunos años después, las Anuas Jesuíticas primeras (1610) informaban que se trataba de "paños de manos"; unas toallas de hechura doméstica que se hicieron populares con el tiempo. Esto demuestra que, aun en medio de las penurias, los conquistadores no renunciaron al servicio de "aguamanos" aunque fuese en rústicos utensilios de mano indígena.
Por su parte, Josefina Plá3 sostiene que el ñandutí proviene de un encaje originario de las islas Canarias (los soles de Tenerife), que habría llegado a la región con la expedición pobladora de doña Mencía Calderón de Sanabria. Según dice, su aclimatación y difusión fue posible gracias a los talleres de las Reducciones Jesuíticas, en donde se confeccionaban los encajes para manteles de los altares. Ahora bien, todavía resulta enigmático el trayecto que recorrió este encaje español desde las reducciones hasta el lugar que sería su meca: el pueblo de Itauguá.
Las primeras décadas libertarias del siglo XIX alentaron el apogeo de las actividades artesanales y el afán del pueblo hacia su autoabastecimiento. Por demás, las respuestas populares al régimen de austeridad del Dr. Francia, fueron dadas con la movilización de los artesanos, en su iniciativa e ingenio; para la producción de bienes útiles y necesarios, dando lugar al nacimiento y promoción de muchas manualidades.
El enclaustramiento que vivió el Paraguay durante el régimen francista hizo que las mujeres mestizas, al privarse durante largo tiempo de los bordados y encajes importados, produjeran para el aliño a la usanza de sus vestidos de tenida, entre otros, el ao po'i , el encajeyú y el ñandutí. Estas hermanas "trillizas" de la atesanía nacional, nacieron en la misma época, pero en distintos lugares:
- El ao po'í , prenda originaria de Yataity, es un bordado sobre tela nativa, como panal de abejas.
- El encajeyú es de factura humilde y origen cordillerano según la tradición. Está hecho con el auxilio de una varillita guía.
- El ñandutí es ideado y ejecutado, como tela de araña, en Itauguá y otras localidades.
En su libro "Letters from Paraguay" los hermanos Jhon y William Robertson hace por primera vez mención del encaje, cuando en Tapua'mí (hoy Mariano Roque Alonso) recibieron el obsequio de una valiosa pieza de ñandutí, por parte de la Sra. Juana de Esquivel. Corría el año 1839, ya en el ocaso el Dictador Perpetuo, tiempo en cual se puede afirmar ya estaba consumada la aculturación de los soles de Tenerife hacia una artesanía de contenido netamente criollo. A continuación, Robertson señala que es "tejido por las mujeres del pueblo y es famoso por su belleza y alto precio".
Se ignora si la Sra. de Esquivel era oriunda de Itauguá, pero probablemente por aquella época la práctica del ñandutí estaba arraigada en los hogares. El pueblo parece haber sido (no se han hecho investigaciones específicas al respecto) uno de los lugares del interior del país en donde se concentró cierto número de familias patricias dueñas de estancias o comercios. Hay escritores4 afirman que aún actualmente, tras los azares de la devastadora guerra de 1864-1870, las mujeres de Itauguá conservan en su tipo rasgos que las caracterizan como de dominante ascendencia hispánica.
Exactamente treinta años despúes de ocurrido este suceso anecdótico, en 1869, la población itaugueña, se vió obligada a abandonar sus hogares ante el avance de los invasores aliados, particularmente brasileños. La estretagia de "tierra arrasada" del Mcal. López dio lugar a las llamadas Residentas, que acompañaban a los restos del ejército paraguayo en su retirada hacia el interior del país. La artesanía se desintegró, ya que la mayor parte de las artesanas sucumbieron a las penurias y fatigas de esta marcha.
Las tradiciones orales afirman que tan solo una de todas las tejedoras de ñandutí logro regresar a su pueblo; pero la dedicación y entusiamo puestos en el trabajo de esta única encajera bastaron para encender en trono suyo el interés y el fervor.
Ahora bien, fue la extraordinaria vitalidad de esta artesanía lo que permitió que atravesara casi intacta, la Guerra Grande: ese incendio que consumió tantos otros rastros del pasado hispano-guaraní. La difusión, prestigio y amplio cultivo del ñandutí a partir de la guerra del 70 y sobre todo de 1950 hasta la actualidad, es una prueba fehaciente de un arraigo notable.
Caraterísticas
Si bien el ñandutí fue importado de ultramar, las artesanas locales lo enriquecieron con nuevas variantes e hicieron de él un elemento representativo y entrañable.
Se trata de un encaje de agujas, que se teje en bastidores en círculos radiales. Su trama es abierta, cuya base la forman las características ruedas tenerifeñas, de entretejidos radios (soles) que figuran también en encajes típicos de otras regiones sudamericanas. Estas ruedas de son muy parecidas en su forma y proceso elemental a las que teje la araña Nephila clavipes fasciculata, que habita en los bosques y jardines de cuatro continentes. Precisamente eso dio origen al nombre guaraní del encaje: ñandutí o "tejido de araña".
Esta trama se asemeja a la red de una araña, se estructura sobre la base de pequeños móduos circulares, cuadrados o rectangulares que se unen entre sí. En el centro se incluye un diseño muy esquemático de flores propias de la vegetación local. Entre las más conocidas se encuentran la flor del guayabo y la flor del mburukuja (pasionaria).
Por lo general, se bordan motivos geométricos o zoomorfos, en hilo blanco o en vivos colores. Preferentemente se realizan detalles para vestimentas, ornamentos religiosos, sombreros, abanicos y todo tipo de artículos ornamentales.
Fuentes:
Susnik, B., (1982). Los Aborígenes del Paraguay. Cultura material. T. IV. Asunción.
Verón, L., (2009). Enciclopedia Paraguaya. Asunción: Editorial Mercurio..
Instituto Paraguayo de Artesania: Historia de la Artesanía. Consultado el 02 de marzo de 2016. Disponible en:http://www.artesania.gov.py/historia/index.html
Portal Guaraní (sd) "Artesanía Ñandutí. Historia del Ñandutí". Consultado el 02 de marzo de 2015. Disponible en: http://www.portalguarani.com/1180_artesania_nanduti.htm
Citas
1. Pedrozo, Dr. M. C., (1994).4 Eras de la historia de Itauguá. Asunción: Artes Gráficas Zamphirópolos. página 75
2. Díaz de Guzmán, Ruy (1962). La Argentina. Buenos Aires: Colección Estrada, página 111.
3. Verón, L., (2009). Enciclopedia Paraguaya. Asunción: Editorial Mercurio. página 576.
4. González, G., (1967). Ñandutí. Colección Biblioteca de Estudios Antropológicos del Ateneo Paraguayo. Asunción
Fotos
http://www.lr21.com.uy/ecologia/1178971-aranas-telarana-frecuencia-guitarra-natural